Muy sigilosamente, de forma enmascarada o tratando de jugar al despiste, algunos técnicos ortopédicos tienen como norma la visita casi diaria a los hospitales, en concreto a determinadas consultas; y, rayando ya la desvergüenza, a las habitaciones donde se encuentran pacientes amputados recién intervenidos con el malsano interés de llevarles a su establecimiento una vez dados de alta.
“La ignorancia es atrevida” dice un sabio proverbio, por lo que no se percatan de que más pronto que tarde ANDADE termina por saber qué ortopedia ha estado merodeando en el entorno de estos pacientes y familiares. Muchos de estos amputados se ponen en contacto con nosotros, para, además de darles información de otras ortopedias, ya que estos “visitadores” que les captaron prometiéndoles lo mejor y más cómodo para caminar y así tener su independencia, les han “mareado” hasta 10 y 15 veces tratando de hacerles encajes, les han sacado el dinero de forma artera y a sabiendas de que después de 4 pruebas ya no iban a mejorar más, puesto que sus conocimientos no llegan a más. Por si esto no fuera suficientemente grave, mucho peor es la falta de información, guía o asesoramiento con los que han salido estos amputados de esas ortopedias; con lo que somos nosotros, ANDADE, quienes les tenemos que poner al día de todos sus derechos, ventajas, obligaciones, trucos y consejos sobre las prótesis y, ¡cómo no!, sobre la valía y comentarios que otros amputados nos han hecho llegar.
Estas maniobras de ciertos ortopédicos, que deberían de dedicarse a lo suyo, es decir, a trabajar en sus talleres, además de reciclarse continuamente para obtener más y mejores conocimientos – como lo hacen muchos colegas y otras profesiones: Médicos, Enfermeras, Psicólogos… – para así hacer trabajos de calidad y no “chapuzas”, como se continúan haciendo. Éstos se están apropiando del trabajo de muchos de sus colegas honrados, que, por el contrario, atienden a los pacientes amputados en sus consultas de forma correcta y atenta, dándoles trabajos bien hechos, tanto en su relación calidad precio como en la garantía de ese trabajo, pero que les ocasionan pérdidas importantes de ingresos, puesto que con esas amorales visitas a amputados ingresados acotan sus “territorios” para que estos pacientes no tengan otra visión o información que sólo las que les dan ellos, que con su conducta están rebajando de nivel el noble arte de la Ortopedia.
Todo este proceso que aquí denunciamos es conocido por ANDADE desde hace tiempo en profundidad y con toda clase de detalles, algunos escalofriantes recientemente (nos han llegado a decir que incluso con las vías periféricas aún puestas les han pasado a visitar). Esto es lo que nos obliga a denunciarlo desde el altavoz que es esta web. ¿Que otros no lo hacen?: quedará en su conciencia. Sabíamos de artimañas, engaños, etc., pero las llamadas de denuncia de estos pacientes y del personal sanitario que ve a diario esos amorales comportamientos no cesan.
En conclusión, el mal que están causando estos pseudo ortopédicos es muy grande, y más que pueden hacer si entre todos, responsables de la FEDOP, ortopedias serias que no lo denuncian y responsables máximos de los hospitales, no se controlan y prohíben estas “visitas” a determinadas plantas de Traumatología y Cirugía. ANDADE, por la parte que le toca, ya está estudiando la forma de cortar por lo sano la sangría en todos los conceptos que están causando, por el bien del colectivo de amputados; es más, animamos a todos aquellos amputados y afectados por estas “visitas”, en las que no han recibido información puntual y variada como la que acostumbra a ofrecer ANDADE en sus humanas y solidarias visitas, a que se pongan en contacto con nosotros por cualquiera de los canales disponibles: web, correo-e o teléfono, o por mensajes privados a través de nuestro foro, garantizándoles total discreción, además de cumplir con rigor la LOPD (Ley Orgánica de Protección de Datos).
Dejen a los amputados veteranos que hagan su abnegado trabajo. El noble arte y gremio de la Ortopedia no debe de permitir que por una serie de colegas impresentables que actúen, solos o en connivencia con otros, tiren por el suelo los méritos que la mayoría ha ganado con su honrado trabajo a lo largo de los años.