Tras el terremoto que asoló el centro de México el pasado 19 de septiembre de 2017, en el que a día de hoy ya se han contabilizado 318 víctimas mortales, se ha logrado rescatar a cerca de 70 personas con vida de los escombros. Durante más de cinco días los equipos de rescate han trabajado en condiciones durísimas, incluso extremas, buscando entre las ruinas de los edificios algún atisbo de vida. Se ha trabajado sin apenas descanso, día y noche, y en esas tareas han participado tanto profesionales altamente cualificados como voluntarios de todas las procedencias.
Rescatamos también nosotros dos imágenes entrañables de personas amputadas y con diversidad funcional que lo han dado todo en esa ardua tarea de búsqueda de vida y esperanza, ocupándose como cualquier otro integrante de los equipos especializados de labores muy difíciles. Nos genera respeto y admiración este comportamiento de un pueblo hermano como es el mexicano, que demuestra en estos momentos tan complicados un alto grado de solidaridad y madurez como sociedad, dándonos una lección única de cómo en la vida, a pesar de la desgracia o lo inoportuno que es vivir con una discapacidad, siempre queda aliento para atender a quienes más sufren y lo necesitan.
Ambas fotografías retratan hasta dónde puede llegar la grandeza del ser humano cuando deja de pensar sólo en sí mismo y se convierte, a pesar de sus limitaciones, en un eslabón más de la necesaria cadena de fraternidad que el mundo necesita.
Gracias México por enseñarnos esta lección, y ánimo para la reconstrucción.
ANDADE.