Juan José Cabrerizo volvió a nacer en 1993, pero sin sus dos piernas. Viajaba en moto hacia la Costa granadina junto a la que hoy es su mujer y madre de sus dos hijos, cuando el vehículo atravesó un charco de combustible y cayó sobre el asfalto. Su acompañante ‘sólo’ se fracturó la tibia y el peroné. Juan José tuvo menos suerte: los guardarraíles de la carretera le guillotinaron sus dos extremidades inferiores por debajo de las rodillas.
Una vez recuperado del trauma que le supuso tener que acostumbrarse a su nueva condición de discapacitado, no se amilanó, volvió a subirse a una motocicleta y se convirtió en un emblema de la lucha ‘motera’ contra los guardarraíles. Y ahí sigue, en la primera línea.
Hoy, sin ir más lejos, Juan José está en Madrid para participar en una concentración en la que personas llegadas desde diferentes puntos del país van a exigir «seguridad y respeto» para los usuarios de las motocicletas. La consecución de ese objetivo pasa, fundamentalmente, por dotar de protecciones a los guardarraíles.
Según Juan José, que ha viajado hasta la capital de España junto a un grupo de ‘moteros’ granadinos, el Gobierno parece dispuesto, «por fin», a poner dinero para arreglar el problema. Si se tienen en cuenta las cantidades que figuran en los presupuestos de las instituciones públicas, la solución sería relativamente barata: poco más de 16 millones de euros. Con esa inversión, se podrían ‘almohadillar’ todos los guardarraíles de España, informó Juan José. ¿Por qué no se hace entonces?: «Eso mismo digo yo», responde el ‘motero’ granadino. «Con sólo 16 millones de euros se podrían evitar las amputaciones de los motociclistas. Al Estado le resulta más caro pagar las pensiones de gran invalidez, pero no acaba de poner remedio a esta situación», razona Juan José.
En este sentido, recuerda que España es probablemente uno de los países europeos que más «maltratan» a sus motoristas. «En Portugal, por poner un ejemplo cercano, está mejor que nosotros. El Parlamento Europeo ha pedido muchas veces al Gobierno que cumpla con las medidas de seguridad, pero sin éxito», refiere Juan José.
El estado de la cuestión en Granada no es mejor. «La Diputación ha hecho alguna cosa… Palmaditas en la espalda para que dejásemos de protestar», se lamenta.
Para los moteros, esta desatención hacia sus reivindicaciones atenta contra la propia Constitución, que, en su «artículo 15, protege nuestra integridad física», recuerdan los afectados.
Fuente: IDEAL.ES