Ocho años lleva Juan Antonio Sepulcre reivindicando ante las administraciones valencianas que le reconozcan la movilidad reducida. Con 20 años le amputaron la pierna izquierda por encima de la rodilla debido a un cáncer de hueso, conocido como osteosarcoma. Desde entonces, la delegación alicantina de la Dirección General de Diversidad Funcional le ha denegado su petición de movilidad reducida, a pesar de reconocerle una discapacidad moderada.
Sepulcre protesta porque tras ocho años presentando reclamaciones no le han concedido la movilidad reducida y asegura que sus desplazamientos diarios se han visto alterados por la amputación de una de sus extremidades. Si le reconociesen este derecho, accedería a una tarjeta especial de aparcamiento o con un descuento del 4% del IVA en las adaptaciones de un coche con el que pueda desplazarse.
Sobre la valoración de los centros base, se queja de que sin esta credencial a veces tiene que aparcar a “cuatro calles” de su casa, ya que no encuentra plazas de aparcamiento con el espacio suficiente para poder salir del coche tanto con prótesis, como sin ella y con las dos muletas.
“Necesito abrir mucho más la puerta que una persona que no tiene una discapacidad para poder salir. Cuando me siento, elevo el muñón, la prótesis desciende y no puedo pegar el pie ni doblarlo para bajar. No puedo aparcar en batería porque los huecos son bastante justos”, asegura Sepulcre. A su vez, reseña que, en alguna ocasión, cuando ha vuelto a por el coche no ha podido subirse porque le habían aparcado otro “muy pegado” al lado.
Además, incide en que, si no encuentra un hueco apropiado para su vehículo, la administración no tiene en cuenta que debe recorrer esas calles “bastante limitado”, por las muletas y una sola pierna. Diariamente este joven de 29 años trabaja en el control de acceso de un polígono industrial regulando el paso de camiones y vehículos, sentando en una garita.
Poca tolerancia a la prótesis
Sepulcre combina la prótesis con las muletas. Replica que en determinados momentos ha tenido que estar diez días con el muñón al aire porque le salen heridas. Así figura también en distintos informes de la Agencia Valenciana de Salud fechados en 2011, 2012 y el más reciente, emitido en julio de este año.
Los médicos que suscribieron estos documentos aseguraban que este joven no toleraba la prótesis de forma continua “por dolor”, que presentaba “hongos y eccemas” en el muñón y por lo tanto debía “desplazarse con dos bastones sin prótesis durante ratos del día y a veces, a temporadas, todo el día”.
Además, continúan argumentando que presentaba una limitación “grave para subir y bajar un tramo de escaleras”, así como para “sobrepasar un escalón de más de 40 centímetros” y “para sostenerse en pie en una plataforma de un medio de transporte normalizado”. En el último informe, firmado el mes pasado, los sanitarios inciden en que el evaluado lleva prótesis durante ocho horas y que el resto del tiempo se desplaza con “bastones bilaterales”.
A pesar de este diagnóstico, en la valoración de discapacidad más reciente, fechada en febrero del 2016, mantienen la calificación moderada, calculada en un 40%. Asimismo, consideran que “no procede” atribuirle la movilidad reducida. Limitan esa valoración a cinco puntos y para ser otorgada necesita recibir una calificación mínima de siete puntos, así lo regula el Real Decreto 1971/1999.
“Tengo problemas de adaptación a la prótesis porque mi muñón es demasiado largo y el encaje me lo hicieron muy pegado al muñón. Eso me provoca roces, heridas o úlceras. Cuando la utilizo durante más de ocho horas, se me amorata, se me irrita y no puedo andar bien”, replica Sepulcre.
Discapacidad “moderada”
Desde el Gobierno de la Comunidad Valenciana, administración que tienen las competencias de las evaluaciones de discapacidad, aseguran que la “objetividad” de los trabajadores públicos de los centros de valoración ” se da por supuesta”. Y que para calcular las minusvalías aplican los baremos recogidos en el Real Decreto 1971/1999.
Esta normativa estipula que en el caso de Sepulcre, al encontrarse la evaluación entre el 25% y el 49%, le han diagnosticado una “discapacidad moderada”. “Los síntomas, signos o secuelas causan una disminución importante o imposibilidad de la capacidad de la persona para realizar algunas de las actividades de la vida diaria, siendo independiente en las actividades de autocuidado”, así define el Real Decreto, una valoración como la recibida por este joven valenciano.
Fuente: eldiario.es