¿Qué es el síndrome del miembro fantasma y por qué duele?
Se trata de un gesto característico de muchos veteranos de guerra, en concreto de los que perdieron algún miembro en combate. Se palpan la extremidad herida y en su rostro se adivina una mueca de dolor, a pesar de que tal vez hayan pasado ya años de que se les amputara el brazo o la pierna en cuestión.
Por supuesto, es algo que no solo afecta a los soldados, sino en general a todo el que haya perdido un miembro de cualquier manera, por ejemplo, en un accidente laboral.
Estas personas sufren el denominado síndrome del miembro fantasma, una patología que, como hemos dicho, se traduce en un dolor intenso e intermitente en la extremidad que falta, de ahí el nombre de ‘fantasma’.
Al dolor pueden unirse otros síntomas y sensaciones, como cambios de temperatura, hormigueos o picores. Todo este cuadro clínico se explica porque las partes del cerebro que controlaban el miembro amputado siguen en funcionamiento. Por eso, en ocasiones, cuando las neuronas envían impulsos nerviosos en dirección hacia donde debería estar la extremidad, al no recibir respuesta, se genera una descarga espontánea.
Además, otras áreas cerebrales pueden llegar a ocupar el sector asociado con el miembro amputado. Es así como las distintas órdenes e impulsos procedentes de las neuronas y que en principio se dirigían a otras partes del organismo pueden llegar a entremezclarse y se produce la sensación de actividad en la extremidad faltante.
Los orígenes de la explicación científica sobre este síndrome se remontan a la Guerra Civil Americana. El médico estadounidense Silas Weir Mitchell recibió a numerosos soldados con amputaciones que habían participado en la batalla de Gettysburg. A raíz de su tratamiento, Weir Mitchell fue el primero en recoger descripciones documentadas sobre el síndrome del miembro fantasma, por lo que se le considera el fundador de la neurología estadounidense.
Fuente: COPE