Hugh Herr encarna una de las tecnologías que marcharán el siglo XXI: la biónica. El flamante premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica lidera el grupo de mecatrónica del Instituto Tecnolígico de Massachussetts y en él ha desarrollado prótesis de extraordinaria funcionalidad que reemplazan miembros humanos amputados. Su propio cuerpo se ha convertido en el principal banco de ensayos de este ingeniero y profesor de biofísicaque perdió las dos piernas en enero de 1982, después de escalar una ruta congelada en el barranco de Huntington, en New Hampshire (EEUU). Desde entonces su vida y su conocimientos científicos estuvieron orientados a recuperar la movilidad. Y lo ha conseguido, este escalador consumado ha llegado a una de las cimas del conocimiento científico de nuestro siglo.
Herr (25 de octubre de 1964), nacido en el seno de una familia menonita de Lancaster, se destapó desde los ocho años como un prodigio de la escalada. A esa edad ya había ascendido a una pared del monte Temple en las Montañas Rocosas. Nada menos de 3.544 metros. A los 17 años logró el reconocimiento como uno de los mejores escaladores estadounidenses.
Pero un accidente cambió su vida. Fue la congelación de las dos piernas que sufrió en el Barranco de Huntington en enero de 1982. Según detalla su entrada en Wikipedia, Herr y su compañero alpinista Jeff Batzer fueron alcanzados por una ventisca y perdieron el rumbo, viéndose forzados a descender a un glaciar donde pasaron tres noches, con temperaturas de hasta -29º. Para cuando fueron rescatados, ambos habían sufrido de congelamiento severo. Ambas piernas de Herr tuvieron que ser amputadas debajo de las rodillas; su compañero perdió parte de su pierna izquierda, los dedos del pie derecho, así como los de la mano derecha. Durante el rescate, el voluntario Albert Dow perdió la vida en una avalancha. Después de varios meses de cirugías y rehabilitación, Herr continuó haciendo algo que los doctores jamás pensaron que haría de nuevo: escalar. Haciendo uso de prótesis especiales diseñadas por él mismo, las cuales contaban con una alta rigidez en la base que le permitían apoyarse inclusive en espacios entre las rocas del ancho de una moneda, y puntas de titanio que lo ayudaban a subir por paredes verticales congeladas. También utilizaba estas prótesis para modificar su estatura, entre 1.52m y 1.82m, simplificando muchas tareas cotidianas. Sorprendentemente, como resultado de su habilidad en el diseño y mejora de sus piernas prostéticas, Herr logró escalar a una altura mayor de la que había alcanzado antes del accidente, convirtiéndose en la primera persona con una amputación mayor en desempeñar un deporte a la par con deportistas sin discapacidades y de nivel élite.
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Pronto comenzó a unir su pasión por la escalada, su discapacidad y sus conocimientos científicos. Dedicó su estancia posdoctoral en el MIT a trabajar en prótesis de pierna tecnológicamente avanzadas, que pudiera emular a la pierna humana. Sus investigaciones están provocando notables avances en el campo de la ingeniería que, por medio de principios en biomecánica y control neural, marcan la pauta para el diseño en dispositivos en el área de rehabilitación y mejora de capacidades motrices. La meta es lograr rehabilitar completamente a pacientes que han sufrido de amputaciones, así como aumentar capacidades físicas de aquellos con fisiología intacta.
Fuente: La Nueva España.