Cada atentado terrorista tiene su imagen icónica, y probablemente la de Jeff Bauman lo es de la explosión en el maratón de Boston. Hace tres meses, este joven se convirtió en el rostro más representativo del terror, cuando los cuerpos de emergencia le sacaban en silla de ruedas del lugar con ambas piernas amputadas a la altura de las rodillas. Como él, muchos de los 264 heridos aquel 15 de abril comienzan ahora, poco a poco, a recuperarse de las secuelas.
Hace pocos días, Bauman (27 años) compartió con sus 95.000 seguidores en Facebook una fotografía en la que podía vérsele sonriente, mientras daba sus primeros pasos con sendas prótesis en las piernas. Bauman no ha querido limitarse a ser una figura icónica, sino que abandera una fundación que lleva su nombre con el objetivo de ayudar a los amputados que no puedan costearse el precio de una prótesis en EEUU, y que puede ascender a más de 100.000 euros.
Bauman tres meses despues
Como explica a ELMUNDO.es el doctor Jeff Kalish, director de Cirugía Endovascular del Boston Medical Center (BMC), los pacientes con amputaciones en una sola pierna ya han comenzado a caminar por sus propios medios. En el caso de amputaciones bilaterales, como la de Bauman, -es necesario algo más de tiempo que se habitúen y suelen requerir la ayuda de muletas o andadores en los primeros meses. El tiempo habitual hasta que puedan caminar de manera independiente, incluida la subida de escaleras, puede tardar de seis a 12 meses, según el paciente-.
En este hospital bostoniano atendieron a 31 de los 264 heridos por las explosiones en el pasado 15 de abril, en las que fallecieron tres personas. En total, explica el doctor Joe Blansfield, coordinador del programa de Traumatología, se realizaron 52 cirugías, 16 de ellas en las primeras 12 horas. Como confirma por su parte otro portavoz del Brigham and Womens Hospital, fueron muchos los pacientes que requirieron varias intervenciones en los días posteriores al atentado.
El caso más conocido es el de Rebekah Gregory, de 26 años, que tras 56 días ingresada en el hospital y con 13 operaciones en su historial se ha convertido en una de las últimas heridas del atentado en recibir el alta. Todavía en tratamiento con antibióticos para evitar infecciones, los cirujanos lograron recuperar su pierna izquierda de una amputación prácticamente segura, como ella misma ha relatado a la cadena de televisión NBC.
La ubicación de las bombas a la altura del suelo provocó que muchos de los heridos sufrieran amputaciones de las extremidades inferiores; en total, resume el diario Boston Globe 16 personas sufrieron amputaciones, dos de ellas de carácter bilateral. -La localización de la amputación, el tipo de herida o la naturaleza del propio paciente son factores que influyen en la duración de la recuperación-, confirman desde el Brigham; -que sean jóvenes ayuda en su recuperación, pero nosotros atendimos amputados entre los cinco y los 70 años-, confirma por su parte el doctor Kalish.
David Crandell, director médico del Programa de Amputados en el centro Spaulding, uno de los principales centros de rehabilitación de la ciudad, explica que muchos de ellos requerirán varios ajustes y cambios de prótesis a lo largo de su vida (-los implantes tienen una vida media de tres a cinco años-), con el problema añadido que eso supone desde el punto de vista económico en EEUU.
Pero no son las únicas secuelas que permanecen abiertas tres meses después. Como conforma el propio doctor Blansfield, 12 pacientes sufrieron rotura de tímpanos a causa del impacto y como consecuencia de ello sufren pérdidas de audición, vértigo y un zumbido constante en el oído. -Muchos de ellos todavía acuden a revisiones periódicas con el otorrino-, confirma.
Además de las quemaduras e injertos de piel necesarios en algunos casos, las secuelas psicológicas son otro de los frentes que aún sigue abierto en Boston; y no sólo para los heridos. Como han confirmado a ELMUNDO.es varios hospitales de la ciudad, en los días posteriores a la explosión se pusieron en marcha programas de asistencia psicológica a los médicos, muchos de los cuales manifestaron síntomas de estrés postraumático, como ansiedad, depresión o problemas para dormir.
Uno de ellos, Sushrut Jangi, relataba recientemente en la revista The New England Journal of Medicine su propia experiencia. Jangi se encontraba en una de las tiendas de campaña del dispositivo médico previsto inicialmente por la organización del maratón de Boston para atender a aquellos corredores que pudiesen sentirse indispuestos al llegar a meta. -Días después [de las bombas], muchos de los sanitarios que estábamos en aquellas tiendas, coincidíamos en que no podíamos dormir bien al recordar la violencia de las imágenes de los heridos. Yo recordaba con perfecta claridad el sonido de la explosión y el rostro de la primera mujer que vi que había perdido sus piernas-.
Sin embargo, como concluye el doctor Crandell, el apoyo recibido de familiares, amigos y de la propia comunidad, -está haciendo que muchos se recuperen bien, aunque aún hay gente en terapia-.
Fuente: Elmundo.es http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/07/15/noticias/1373898927.html