Un accidente de tráfico, una trombosis, una sepsis, una malformación de nacimiento o un cáncer en estado avanzado, son circunstancias y afecciones que suelen llevar a las personas a perder, o a no desarrollar, miembros del cuerpo humano. Esto supone una pérdida de calidad de vida para los pacientes que, en ocasiones, llega a ser insalvable. Si bien, en los últimos años, una nueva tecnología está revolucionando el mundo de las prótesis e implantes, que tratan de sustituir aquella parte del organismo que se ha perdido, para seguir viviendo con la mayor normalidad posible: la impresión en 3D.
Actualmente 50.000 personas en el mundo son tratadas al año con cirugía guiada por modelos e instrumentos impresos en 3D
Desde que en 1984 el inventor Charles W. Hull patentara la primera impresora tridimensional, las funcionalidades de estas han ido avanzando, especialmente en el ámbito sanitario, hasta ofrecer la posibilidad, gracias a los avances, de conformar prácticamente un cuerpo humano a base de piezas y prótesis impresas mediante esta tecnología. La sencillez del proceso de impresión y, especialmente, los costes de las mismas, son los principales factores que hacen que, según la revista Modern Healthcare, actualmente 50.000 personas en el mundo sean tratadas al año con cirugía guiada por modelos e instrumentos con impresión 3D.
Así, y repasando la anatomía humana, entre los implantes tridimensionales más desarrollados están las prótesis de piernas. Dispositivos que ya son de uso habitual en la práctica clínica, lo que evidencia que esta tecnología es ya una realidad en el ámbito sanitario. Ahora, investigadores de la Universidad FH Upper de Australiahan logrado incluso darle sensibilidad a estas piernas artificiales, a través de sensores colocados en estos dispositivos tridimensionales.
La impresión 3D utiliza una técnica compleja, pero ampliamente desarrollada en la actualidad, lo que permite abaratar los costes en relación a las prótesis tradicionales. Mediante un escáner tridimensional, o a partir de datos procedentes de una resonancia magnética o una prueba TAC, los profesionales logran idear la parte del cuerpo humano que se quiere implantar, o trasplantar en el paciente. Posteriormente, se envían a un laboratorio el diseño de la pieza, para ser impresa por una impresora 3D que, en función de sus características, imprimen los elementos con diversas tecnologías. Según un estudio de la publicación SmarTech, en 2014 fueron vendidas 1.100 impresoras destinadas a aplicaciones médicas.
MANOS, MANDÍBULAS, NARICES, CRÁNEOS
En 2014 fueron vendidas 1.100 impresoras destinadas a aplicaciones médicas.
Junto a las piernas, también están extendidas las prótesis de mano impresas en 3D, algunas también con sentido del tacto. La versatilidad de la tecnología es tal que ha dado paso a proyectos como e-Nable, una unión de personas que trabajan para crear hasta 1.500 prótesis de manos para niños de todo el mundo con un coste inferior a los 50 dólares, gracias a la utilización de materiales baratos como el plástico en conjunción con las impresoras tridimensionales.
Junto a manos y piernas, tampoco han faltado hitos dentro de la impresión 3D en el sector sanitario como el desarrollo de mandíbulas, narices o incluso vértebras, destinadas a sustituir partes del cuerpo dañadas en los pacientes. También exitosa y reconocida fue la implantación, el pasado mes de junio, de un cráneo elaborado con piezas de titano impresas en 3D a una niña de sólo tres años que padecía hidrocefalia. La intervención se realizó en un hospital de China y se prolongó durante más de 17 horas.
PROTAGONISMO ESPAÑOL
Aunque la aplicación en la práctica de las evoluciones tecnológicas que proporciona la impresión tridimensional parezca estar reducida a países extranjeros, España también juega un papel importante en el uso de estas técnicas. Así, un español se convirtió el pasado verano en la primera persona del mundo en beneficiarse de un implante decostillas impresas en 3D. Aunque elaboradas en Australia, la intervención se desarrolló en el Hospital de la Universidad de Salamanca a un paciente de 54 años que sufría un cáncer en la pared torácica, y que fue dado de alta sólo 12 días después de la operación.
Aunque con otra funcionalidad, que va más allá de la práctica clínica, España también lidera el uso de las prótesis 3D para facilitar el trabajo de los propios profesionales de la salud. Un ejemplo de ello es el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, donde un equipo de cirujanos utiliza la impresora Da Vinci F1 para realizar operaciones de rodilla empleando una guía personalizada del hueso del paciente impreso en 3D para planificar y ensayar las operaciones.
Y es que planificar mejor las operaciones puede ayudar a reducir los tiempos de las cirugías y reducir la peligrosidad de las mismas, especialmente en intervenciones de alta complejidad. De esta forma en el Kosair Children’s Hospital de Estados Unidos lograron salvar la vida de un niño de 14 años gracias a la reproducción de su corazón mediante un modelo tridimensional, que permitió a los médicos conocer, antes de la cirugía, los defectos reales que tenía el órgano del paciente.
¿EL FUTURO?
El desarrollo de órganos completos y tejidos humanos, los próximos retos de la impresión tridimensional
Según un estudio de la revista IDTechEx, la inversión en 2025 en el mercado de la impresión 3D para los sectores médico y dental espera superar los 800 millones de dólares al año, cifra que da cuenta de la constante evolución de esta tecnología. Entre los principales retos para los próximos años, según señalan los especialistas, está el desarrollo de órganos completos mediante impresión tridimensional, así como el de tejidos del cuerpo humano (ya se han creado algunos nervios) y el mayor abaratamiento de los costes de producción de las prótesis e implantes.
Como explica en una entrevista el analista de IDC España, Antonio Flores, aunque actualmente la impresión 3D siga enfocada mayoritariamente en la industria, “la mayor revolución está por venir, pues se está experimentando con tejidos orgánicos para poder fabricar órganos o prótesis humanas que encajen perfectamente con el paciente, así como para desarrollar interfaces que conecten dispositivos electrónicos con tejidos vivos. En este campo, el sector sanitario vuelve a liderar la inversión en la materia”.
FUENTE: CONSALUD ANGEL ESPÍNOLA