Lucía Martínez, socia de ANDADE, lleva varios días sin que le permitan usar el transporte público
Lucía Martínez es una gijonesa con una discapacidad que la obliga desde hace años a usar una silla de ruedas. Una afección en las manos la obligó a cambiarla recientemente por otra eléctrica, conocida como ‘scooter’. En realidad, es más pequeña, incluso, que un carrito de bebé. Pero la semana pasada se encontró con la desagradable sorpresa de que los conductores de los autobuses de EMTUSA no le permitían acceder a los vehículos. En principio, hablaban de un ‘vacío legal’ e, incluso, «un conductor dijo que era un ciclomotor, porque funciona con un manillar y no con un mando, como otra», explica.
La realidad es que lleva varios días sin poder coger el autobús en Nuevo Roces , donde reside, para trasladarse hasta el centro de Gijón «Un día me dijeron que no estaban permitidos los ‘scooters’; otro, que había un vacío legal, y otro, que dependía del conductor, porque era su responsabilidad si me pasaba algo», relata Lucía Martínez, que anteayer presentó la correspondiente reclamación en EMTUSA para que «proceda a dar una solución a mi problema de movilidad». En el documento presentó, incluso, el testimonio de una viajera que fue testigo de lo ocurrido: «Es Benita Gómez. No la conocía, pero me dio hasta su teléfono para ayudarme. Le estoy muy agradecida», apunta.
El caso es que su ‘scooter’ cuanta con ruedas antivuelco, solo tiene 101 centímetros de longitud y 50 de anchura, sistema de freno inteligente y alcanza una velocidad de seis kilómetros por hora. El fabricante resalta su seguridad y cuenta con el mismo sistema de anclaje a un autobús que cualquier otra silla eléctrica. Es más, su amiga Carmen Hernández, que tiene uno de esos modelos que se guían con un ‘joystick’, ya presentó una queja ante EMTUSA hace un par de meses «porque volqué. Y mi silla sí puede subir al autobús y la de Lucía resulta que no».
«Puede subir»
Lucía Martínez presentó la reclamación en la Casa Rosada, lo que motivó que en EMTUSA aún no tengan constancia del hecho. De todas formas, desde la empresa municipal aseguraron a EL COMERCIO que «un ‘scooter’ puede subir a un autobús en las mismas condiciones que una silla de ruedas normal». Rechazan que exista vacío legal alguno, tal y como le habían informado en un primer momento a la afectada, pero, como casi siempre, hay algún pero. Según indicaron desde EMTUSA, «hay la salvedad de que el autobús tenga poco espacio para esa silla, con lo que quedaría a criterio del conductor que pudiera subir o no. También tiene que ver si hay condiciones de seguridad para los demás usuarios».
Dado que cualquier posible percance -a pesar de que el ‘scooter’ cuenta con los sistemas de anclaje habituales- quede bajo la responsabilidad del conductor del autobús es por lo que Lucía Martínez lleva días sin apenas poder moverse del entorno de su casa. «Compré esta silla porque creía que era lo mejor y ahora me veo con este problema. Me causa mucha impotencia», se lamenta, a la espera de que desde EMTUSA le puedan ofrecer una solución a una situación que considera a todas luces «injusta».
Fuente: El Comercio.