Publicado en www.intramed.net (1/12/07)
Sentir frío y calor con una mano artificial
Las prótesis actuales no ofrecen realmente ninguna información sensorial
(THE GUARDIAN | ELMUNDO.ES)
LONDRES | MADRID.- Dieciocho meses después de haber recibido una prótesis de brazo artificial, Claudia Mitchell nota en la mayoría de sus dedos la presión ejercida cuando se le estrecha su mano. También puede captar las diferencias de temperatura y sentir el dolor que produce el frío o el calor. Estos y otros datos han sido publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, en donde se detallan los resultados a largo plazo de esta intervención pionera.
Mitchell perdió su antebrazo izquierdo en el año 2004, a consecuencia de un accidente de moto que le amputó el miembro a la altura del húmero. Durante cuatro horas, cirujanos del Instituto de Rehabilitación de Chicago (EEUU) llevaron a cabo una complicada operación para implantarle una moderna prótesis y redirigir hacia el pecho los nervios del hombro, que en condiciones normales servirían para transmitir las sensaciones desde la mano hasta su cerebro.
Cuatro meses después de la intervención, y gracias a un parche de piel implantado en el torso que recibe las señales desde los sensores de las yemas de los dedos de la mano artificial, la joven podía sentir el tacto, el calor y el frío procedentes de diferentes áreas de la extremidad perdida.
El mismo equipo de cirujanos, dirigidos por Paul Marasco, llevó a cabo una intervención similar a un paciente de 54 años, Jesse Sullivan, que perdió ambos brazos por electrocución. Él también ha recuperado algunas sensaciones en una de las dos manos perdidas.
Ahora, estos especialistas publican los resultados de una serie de pruebas a las que han sometido a ambos pacientes para valorar su evolución a largo plazo e intentar comprender cómo su sistema nervioso se ha adaptado a estas prótesis.
Dolor y temperatura
De esta forma, los médicos han comprobado que al tocarles en el pecho, los pacientes podían sentir sus dedos, hasta el punto de los investigadores establecieron qué áreas de la piel torácica se correspondían con las regiones de la mano desaparecida. Incluso podían evocar sensaciones de estiramiento de la piel.
En algunos casos el paciente sentía con claridad la presión en la palma o el torso de la mano cuando le tocaban el implante del pecho; en otras regiones sólo se logró reproducir un leve hormigueo. En ciertos puntos de contacto, los amputados podían sentir como si les estuviesen tocando el torso y la mano simultáneamente.
Estas sensaciones en la mitad de las ocasiones las perciben solamente en la mano de la prótesis, en cambio, en el resto de las veces los pacientes notan las presiones tanto en la extremidad como en el pecho. No obstante, los especialistas comentan que el solapamiento de estas sensaciones no confunde a los pacientes que simplemente señalan que ellos notan las presiones en las dos zonas de su cuerpo a la vez.
Las prótesis actuales no ofrecen realmente ninguna información sensorial, señala el doctor Marasco para explicar las operaciones de reenervación llevadas a cabo en ambos pacientes. Lo que nosotros hemos conseguido es devolverles el tacto a través de los canales nerviosos normales.
El trabajo demuestra, según remarca este especialista, que incluso después de un año de inactividad los nervios son capaces de seguir transmitiendo señales sensoriales tras ser nuevamente reconectados.
Por otro lado, el sistema protésico también permite que se perciban los cambios de temperatura. En torno a los 24 grados, los pacientes tenían sensación fría, a los 38 grados estaba su umbral para percibir el calor, a los 50 grados para el dolor por excesivo calor y una temperatura por debajo de los cero grados les generaba dolor.
Las grandes percepciones en las manos pueden ser el resultado de la activación de conexiones anatómicas entre las vías centrales y las representaciones corticales debido a un pequeño número de señales organizadas al azar desde la superficie de la piel […] Otra posibilidad es que las numerosas sensaciones observadas en los pacientes son un indicativo del tipo de reinervación que se produce en la piel […] Al tocarla se podrían activar un gran número de fibras estrechamente relacionadas con los nervios aferentes de diferentes áreas de la mano perdida”, señalan los autores.
Los investigadores confían en que con las conexiones nerviosas adecuadas, este avance permita a los pacientes amputados un uso de las prótesis mucho más sofisticado. A pesar de ello, y después de observar que ambos casos muestran respuestas un tanto diferentes ante los mismos estímulos, los investigadores admiten que habrá que seguir indagando en los mecanismos nerviosos que controlan la sensación de tacto en pacientes amputados para mejorar los resultados.