Solo dos pacientes en todo el mundo llevan una mano sensitiva, creada por Max Ortiz Catalán, pero hay otras adaptadas según las necesidades de cada paciente
A causa de accidentes de tráfico, accidentes laborales, enfermedades o problemas cardiovasculares, entre otros, solo en España unas 90.000 personas han sufrido alguna amputación de miembro inferior o superior, según datos de octubre de la Asociación de Amputados de España (Andade). Sin embargo, no todas tienen acceso a los materiales protésicos más avanzados por su elevado coste.
La Sanidad española subvenciona prótesis “muy básicas”, que no aportan la “calidad de vida” que requiere un joven amputado de 20 o 24 años, declaran desde Andade. Y es que Epaña se sitúa por detrás de países como Estados Unidos, Suecia e incluso Italia en el campo de la investigación para lograr prótesis modernas y que estén al alcance de todos.
“Hay países que invierten cientos de miles de millones de dólares en desarrollar prótesis muy sofisticadas”, declara a Max Ortiz Catalán, investigador mexicano creador de la primera prótesis de mano sensitiva para amputados por encima del hombro, que recibe a 20minutos en la Orto Medical Care de Madrid. Una de las principales bazas de estos países es que por ejemplo “en Suecia el Estado cubre todos los gastos y tienen un sistema de seguridad social y un sistema de salud que es bastante bueno en el que nuestros pacientes no tienen que pagar nada”, agrega.
Existen prótesis activas y pasivas, pero a pesar de que las segundas “son mucho más cómodas de llevar” porque “no pesan tanto”, “no hacen ningún tipo de movimiento y simplemente proporcionan una apariencia estética similar a la de cualquier brazo“. Pero Ortiz va más allá y trabaja con prótesis “que están alimentadas por baterías” porque —dice— “intentamos hacer el control tan natural como sea posible”.
Oseointegración, en España
Tras los seis años de trabajo que ha invertido en estos artefactos, ha logrado convertirlos en toda una extensión del brazo gracias a la oseointegración, que permite la conexión mecánica de la prótesis con los nervios, músculos y huesos gracias a unos electrodos implantados para manejar el control y la sensación.
“Con acoplamiento mecánico (oseointegración con el implante dentro del hueso) hay alrededor de 400 pacientes en el mundo, varios de ellos en España, ya que hoy en día es un producto certificado en Europa. Los pacientes españoles pueden recibir este tratamiento en Madrid o en Barcelona, o pueden viajar a cualquier clínica de Suecia, Francia u otros países que lo están haciendo”, señala Max.
Sin embargo, “la parte de control y sensorial es todavía un proyecto de investigación”. Los nervios tienen que estar conectados con los músculos a través de cables que van al implante de titanio y la propia señal debe ir a través de los nervios hasta el cerebro para crear la percepción de sensación. “Lo que hacemos es poner sensores en la mano artificial (…) para que el paciente pueda sentir —incluso con los ojos cerrados — que ha tocado algo y con cuánta fuerza lo está haciendo”, explica.
“En dos años va a ser un producto comercial”
Solo pueden portar este tipo de prótesis personas no fumadoras, que no padezcan enfermedades cardiovasculares y que tengan algo de hueso en el muñón. Por el momento, hay dos afortunados en todo el mundo —residentes en Suecia, donde trabaja el investigador mexicano— que portan una prótesis sensitiva de brazo. “Hemos implantado dos pacientes en Suecia, el próximo año vamos a implantar 16 y esa es la prueba clínica”. Pero el doctor Ortiz es optimista y afirma que “en dos años va a ser un producto comercial”.
Además de progreso en el ámbito creativo, también ha habido cambios sociales al respecto: “Hoy en día las sociedades son más abiertas, aceptan más una prótesis o una mano artificial y la tendencia es que ahora la gente se preocupa más por tener algo funcional que por algo cosmético” incluso “el guante que cubre la prótesis para protegerla muchas veces lo utilizan transparente”.
“Esto no es un juguete“, le dice siempre a sus alumnos ingenieros, “si no funciona el 100% o el 99,9% de las veces, los pacientes van a dejar de usarlo”. Con esa filosofía ha llegado hasta lo más alto a pesar de pasar por muchas dificultades debido a las limitaciones de la tecnología. “Está la parte mecánica, la médica, la de materiales o electrónica: análoga y digital. Pero también hay cuestiones de sistemas de control y algoritmos computacionales, y tienes que poner todos esos conocimientos en conjunto para que funcionen”, detalla.
Sin embargo, su primer paciente clínico, Magnus, lleva ya 4 años con la prótesis, “es conductor de maquinaria y ahora trabaja al 100% y antes solo podía hacerlo al 50%”, su mano funciona “todo el tiempo, sin importar si está a 30 o menos 30 grados. La utiliza todos los días y estos pacientes pueden incluso dormir con la prótesis puesta (no conocemos ningún otro paciente que duerma con ella puesta porque no es confortable). Puede hacer trabajos e integrarse en actividades sociales como cualquier otra persona a pesar de la amputación”.
Prótesis de miembro inferior
Ortiz comenzó creando solo prótesis de brazo porque “su control es más complejo” que en las de pierna. “Con los brazos puedes hacer muchísimas cosas, puedes llegar a un mismo punto de mil maneras y los ángulos son muy diferentes“, explica. Sin embargo ahora también trabaja con las prótesis de miembro inferior.
Y es que las prótesis “se pueden hacer desde lo que sería una amputación parcial de un dedo hasta una desarticulación de cadera”, afirma a este periódico Federico Albarrán, especialista en prótesis de miembro inferior de la empresa OttoBock. “Hay cosas que están al alcance de unas personas, de otras no… pero hoy en día tenemos solución para casi todos los niveles, dependiendo de las espectativas que el paciente tenga”, agrega.
Desde 1.000 a mas de 30.000 euros. Esto es lo que puede llegar a costarle una prótesis de pierna. “Las tecnologías están avanzando muchísimo pero, por desgracia, la mayoría de los pacientes no tenemos los medios suficientes para acceder a las altas gamas de las prótesis“, matiza Alfredo Vázquez, joven que perdió su pierna izquierda hace ya 10 años. “La seguridad social en este país tiene un tope, puedes llegar a él pero a partir de ahí todo lo que quieras te lo tienes que pagar tú”.
“Existen prótesis que se pueden meter en agua, otras específicas para correr… Hay una gama de productos muy amplia”, añade el especialista. Un buen ejemplo de ello es Salvador Jiménez, socio de Andade y delegado en Málaga de la asociación, que debido a un tumor óseo sufrió una amputación femoral (por encima de la rodilla) hace 9 años. “Cuando conseguí esta prótesis —C-Leg de OttoBock— cambió mi vida. Estuve 10 años con una interna que acarreaba continuas infecciones y complicaciones. Ahora puedo hacer prácticamente de todo: corro, hago bicicleta, participo en triatlón… y para cada caso hay una prótesis”, explica.
El modelo que lleva Salvador, en España lo portan entre 300 y 350 personas desde que se empezó a comercializar en el año 2000, de los 60 o 70.000 usuarios que hay en todo el mundo.
“Los médicos no te aconsejan”
Las ventajas de los materiales más avanzados frente a los básicos son muchas pero sobre todo destaca una y es que las prótesis con “rodillas electrónicas que llevan un sistema hidráulico controlado por un microprocesador central” y esto permite “analizar toda la información que reciben los sensores y adaptan tanto la rodilla como el pie a los distintos movimientos: bajar una rampa, caminar por terrenos irregulares o pendientes y todos los desniveles que nos podamos encontrar a la hora de caminar por la calle”, matiza Albarrán.
Quien conoce también de primera mano los beneficios de las prótesis de última generación es Diego, también de Andade, gallego y doble amputado de miembro inferior por accidente laboral hace seis años. Tanto él como Salvador afirman que la mayor ventaja es que “con este tipo de prótesis el gasto energético es mucho menor que con una prótesis normal”. “Tú no tienes que ir pensando cada paso que das, lo hace todo la rodilla, piensa por tí y se va adaptando al terreno institivamente”, señalan.
Ambos estuvieron presentes en la Feria de la Ortopédica para mostrar las últimas tecnologías que les facilitan la vida. Diego las encontró “viendo vídeos de Youtube” porque, dice, “los médicos no te aconsejan y las prótesis que llevamos no entran en el catálogo de la seguridad social”. Salvador, por su parte, fue “investigando poco a poco hasta reunir el dinero para poder comprarlas”.
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Fuente: Noelia Pérez. Imagen: captura del vídeo de Alba Orol. 20 Minutos.