Ensenada, Baja California. 12 de septiembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- El Instituto Tecnológico de Rehabilitación (ITR) es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, dedicada a innovar en el diseño de prótesis de miembros inferiores, labores en las que priorizan la reducción de costos para facilitar el acceso de pacientes de escasos recursos a las nuevas tecnologías.
Del 2014 a la fecha, los especialistas del ITR desarrollaron una prótesis biónica de tobillo controlada por un sistema inteligente, una prótesis de rodilla, un exoesqueleto para la rehabilitación de muñeca y un socket construido por impresión 3D.
De forma paralela al área de investigación y desarrollo, el ITR cuenta con un departamento dedicado a realizar actividades de labor social en beneficio de grupos vulnerables y personas de escasos recursos; entre las actividades más importantes del departamento está la donación de prótesis mecánicas que son diseñadas y construidas por los voluntarios del instituto, en beneficio de cientos de pacientes.
Colaboración universitaria
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Rubén Castañeda Martínez, presidente del ITR, relató que el instituto fue fundado tras desarrollar un proyecto para el diseño de una prótesis, durante su etapa como estudiante de la carrera de bioingeniería en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
“El proyecto inició con la prótesis biónica de pierna, que se compone de dos módulos, el de la rodilla y el del pie; después creamos convenios y vínculos con instituciones gubernamentales, en este caso con DIF estatal, e iniciamos con otro proyecto que es un sistema de rehabilitación de la muñeca”, narró Rubén Castañeda.
A través de un convenio con la UABC, el ITR cuenta con un laboratorio en la Facultad de Ingeniería, lo que además les permite colaborar con el cuerpo académico, trabajar con los alumnos y utilizar las instalaciones universitarias.
El presidente del instituto especificó que la organización cuenta con dos áreas: la que está dedicada al desarrollo de investigación en prótesis biónicas y el departamento que funciona como una fundación, cuyas labores se centran en desarrollar prótesis de bajos costos para donarlas a pacientes que no pueden acceder a prótesis o equipos de rehabilitación.
Innovación a la medida
Las innovaciones que han obtenido en sus diseños varían de una prótesis a otra y están estrechamente ligadas a las necesidades que los ingenieros voluntarios identifican en el contacto con los pacientes.
El doctor Roberto López Avitia, director de Investigación y Desarrollo del ITR, enfatizó que la principal función de esta área es el diseño de protocolos a favor de los pacientes, pero también se obtienen datos para realizar publicaciones científicas.
“Lograr innovación es el fin de nuestra área, lo más importante es que pueda llegar al paciente de manera más accesible, sobre todo a pacientes que no cuentan con el recurso para cubrir la prótesis, nosotros nos acercamos a ellos y hacemos la labor de innovación”, afirmó.
En el caso del exoesqueleto para la rehabilitación de muñeca, los ingenieros del ITR han avanzado en la evaluación de todos los parámetros que conlleva su diseño y en las características que deben cumplir los pacientes; su innovación radica en los materiales utilizados y en el control de los motores.
En la prótesis de pierna, conformada por las prótesis de pie-tobillo y la prótesis de rodilla, la innovación se encuentra en los sistemas de inteligencia, implementados para que aprenda y se adapte a los movimientos del usuario.
“La idea es que vaya autorregulándose y adaptándose al paciente, una forma de lograrlo es que el movimiento que va teniendo con el tiempo, se va ajustando poco a poco. La prótesis debe tener memoria, de manera que va adaptándose cada vez más al paciente y para eso requiere motores, adaptadores, sensores inteligentes y controladores”, mencionó López Avitia.
Sobre el socket por impresión 3D, el investigador mencionó que surgió en atención a los pacientes que han evaluado en el instituto y que han manifestado que el muñón es la parte en la que comúnmente tienen incomodidades al usar una prótesis.
“Mucha gente tiene prótesis, pero no la usa porque les molesta, una idea fue desarrollar un nuevo socket con impresión 3D que permite reducir muchísimo los costos y trata de adaptarse de manera más confortable y económica al paciente”, describió.
Para ello fue necesario que los colaboradores del ITR innovaran con la utilización de materiales más livianos, priorizando la comodidad del paciente.
Una mano para sonreír
Como parte de la fundación, el ITR lanzó en abril de este año la campaña “Una mano para sonreír”, mediante la que donaron prótesis de mano exclusivamente para niños entre los dos y los 12 años de edad.
Rubén Castañeda, presidente del instituto, destacó que el objetivo de la campaña fue donar prótesis construidas con materiales que redujeron los costos de producción.
Dijo que una prótesis convencional de pierna cuesta alrededor de ocho mil dólares, pero la que se construirá para la siguiente campaña del ITR, tendrá un costo inferior a los mil dólares; en el caso del socket 3D, estimó que el costo en el mercado es de mil 500 dólares y la construida por el instituto es de menos de 200 dólares.
Enfatizó que el único requisito que piden cumplir a los beneficiarios es ser un candidato para utilizar prótesis, ya que no se realiza ningún tipo de estudio socioeconómico.
Anunció que próximamente arrancarán una segunda campaña con la que buscan beneficiar a pacientes amputados de miembros inferiores, a quienes les donarán prótesis de pie y les ofrecerán el servicio de rehabilitación.
Rubén Castañeda comentó que en algunas instancias gubernamentales la espera para ser beneficiario de una prótesis oscila entre los seis y 12 meses, además de que en la mayoría de las ocasiones seleccionan únicamente a menores de edad como beneficiarios.
“La mayoría de las personas amputadas son adultos mayores que, por diabetes o problemas en la sangre, sufrieron una amputación, nosotros queremos ayudar a aquellas personas que tienen fuera de su alcance la adquisición de una prótesis”, finalizó.
Fuente: CONACYT.