La osteoporosis se caracteriza por una reducción de la masa ósea responsable de un aumento de la fragilidad ósea, y en consecuencia de fracturas espontáneas.
La importancia que ha adquirido en los últimos años la profilaxis de esta patología, se debe al inmenso costo que para los sistemas de salud tienen las fracturas, así como la alta mortalidad y discapacidad que acarrean, sin olvidar el impacto que el dolor causa a los pacientes que las padecen. Se ha calculado que en el mundo puede haber unos 200 millones de personas con osteoporosis. El costo de atención de estos pacientes se mide en miles de millones de euros.
La mayor incidencia de esta patología se da en las mujeres, tras la menopausia donde se produce pérdida ósea, sobre todo trabecular (del interior del hueso).
Entre los 40 y los 50 años, el ciclo sexual femenino se hace irregular hasta que cesa completamente. Este periodo se caracteriza por la carencia de estrógenos (hormonas sexuales femeninas), lo que lleva consigo unos cambios fisiológicos importantes, entre ellos la pérdida de masa ósea y el riesgo de aparición de osteoporosis.
En las mujeres, este problema de salud aumenta el riesgo de fracturas, principalmente de vértebras y de cuello de fémur. En este sentido, el sexo femenino es un factor de riesgo en el desarrollo de esta patología.
No obstante, puede afectar a los dos sexos a una edad más avanzada. produciéndose pérdida ósea tanto cortical (de la parte externa) como trabecular, lo que puede provocar fracturas de fémur, tan comunes en personas de edad avanzada.
Uno de los problemas más importantes de la osteoporosis es que se trata de una enfermedad que no da síntomas y que no suele detectarse hasta que se produce la primera fractura. Estas fracturas osteoporósicas originan, además del coste sanitario, una notable disminución de la calidad de vida de los pacientes, por lo que todos los especialistas tratan de identificar precozmente el riesgo y evitar la primera rotura de un hueso. Las fracturas más comunes por esta causa son las de vértebras, muñeca, cadera y pelvis.
El desarrollo óseo a lo largo de la vida
El hueso no es algo inerte que sólo sirva de sostén para el resto de las estructuras del organismo. Desde el nacimiento de la persona, los huesos tienen un metabolismo muy activo que no termina con el crecimiento. Una vez finalizado su desarrollo, el hueso está en continua renovación y remodelación.
El crecimiento más rápido de la masa ósea se produce desde el inicio de la pubertad hasta el final de la adolescencia. La mitad del capital óseo se adquiere durante este periodo. A continuación viene la fase de consolidación que dura aproximadamente hasta los 25 ó 30 años, periodo de la vida en el que se alcanza el pico máximo de masa ósea. Es por tanto, durante la infancia y la adolescencia, cuando la prevención por medio de una alimentación adecuada adquiere mayor relieve.
Un aporte correcto de calcio parece decisivo para obtener una buena masa ósea. Por tanto, el capital óseo constituido en la adolescencia puede ser un buen factor de prevención de la osteoporosis.
A partir de los 25 ó 30 años aproximadamente, la masa ósea comienza a disminuir de forma lenta y constante. El organismo inicia esta pérdida a un ritmo de alrededor del 5% cada 10 años, un volumen de pérdida que afecta de manera idéntica a ambos sexos. Sin embargo, en las mujeres perimenopáusicas, la disminución de masa ósea ocurre a razón de 2% a 3% por año en los primeros 5 años; luego continúa alrededor del 1%, así que al llegar a los 80 años de edad, ha perdido cerca de 40% de su pico de masa ósea.
En los hombres la tasa de pérdida es bastante menor; al llegar a los 80 años, han perdido cerca de 25%. Aparentemente, según las investigaciones realizadas, la deficiencia estrogénica es la principal causa de esta diversidad.. Es decir, la pérdida de masa ósea se produce a un ritmo cuatro veces más rápido que antes de la retirada de la menstruación.
Situaciones de riesgo
El tabaquismo, un consumo excesivo de alcohol, la inmovilización prolongada, la falta de ejercicio regular, y una dieta insuficiente, en el caso de la anorexia, o escasa en calcio y en vitamina D son elementos de los que se nutre la aparición de la enfermedad, además de los antecedentes genéticos, la edad avanzada, el trasplante de órganos, la amenorrea y la terapia prolongada con corticoides, por ejemplo para el tratamiento del asma.
Prevenir la osteoporosis es un objetivo prioritario para la UE
La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) advierte que esta enfermedad silenciosa se convertirá en el siglo XXI en una epidemia que afectará a una de cada tres mujeres mayores de 50 años.
En España, la enfermedad afecta en la actualidad a más de tres millones de personas y ocasiona unos gastos de 100 millones de euros sólo en tratamiento y cuidados de la fase aguda de las fracturas.
Los especialistas insisten en que son básicas medidas preventivas sencillas como una dieta adecuada y un ejercicio físico moderado, que son aconsejables durante toda la vida y que deben empezar ya en la infancia.
El informe de la Unión Europea establece una serie de recomendaciones concretas dirigidas a los gobiernos de los estados miembros. Especialmente destacable es la advertencia de que se tome en cuenta la prevención de la osteoporosis como un objetivo sanitario importante, que deben abanderar los responsables de educación y promoción sanitarias.
Para los especialistas europeos esta prioridad hace necesaria una coordinación de los distintos sistemas nacionales, con el fin de planificar la redistribución apropiada de los recursos. La Unión Europea se compromete a crear y aplicar las políticas que asesoren al conjunto de la sociedad en general, y a los profesionales en concreto, sobre los aportes de calcio y vitamina D en todas las etapas de la vida.
Asimismo, el informe recomienda realizar mediciones de la densidad ósea en aquellas personas de alto riesgo.
La dieta, pilar básico en la prevención
Un aporte adecuado de calcio dentro de una alimentación equilibrada durante toda la vida, haciendo especial hincapié en las etapas de crecimiento y desarrollo óseo, es fundamental para prevenir la osteoporosis.
La absorción del calcio de los alimentos se ve favorecida por determinados nutrientes como vitamina D, la lactosa y el ácido ascórbico, entre otras sustancias. Los dos primeros son componentes naturales de los lácteos, aunque también se encuentran en otros alimentos de manera independiente.
Para asegurar el aporte dietético de calcio es preciso:
Práctica: Un vaso de leche = 2 yogures = 2 petit suisse = 4 quesitos = 40 gramos queso curado = 80 gramos de queso fresco.
Sin embargo, existen otras sustancias que interfieren con la absorción de este mineral, por lo que será necesario no abusar de:
Cuando la osteoporosis está avanzada se hace necesario un tratamiento que incluya suplementos dietéticos o farmacológicos específicos que habrá de valorar el especialista. En este sentido, cabe mencionar que suplementos combinados de calcio y vitamina D resultan más efectivos, ya que no sólo previenen la pérdida de masa ósea femoral, sino que también disminuyen la incidencia de fracturas de cadera.
La osteoporosis no se cura, pero el tratamiento adecuado puede detener la pérdida de masa ósea y las fracturas. En la actualidad se dispone de diverssos medicamentos, como los difosfonatos, la calcitonina, el calcio, fluoruros, terapia hormonal sustitutiva, ipriflavona, derivados de los estrógenos, esteroides, vitamina D y metabolitos.
Fuente Eroski Consumer: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/enfermedad/2002/09/03/51159.php