El mero hecho de portar prótesis de extremidad inferior durante largos periodos de tiempo, incluso de por vida, nos ha de obligar a ser más cuidadosos a la hora prevenir la aparición de esta falta de densidad ósea. Sola mente con seguir unos consejos que se plasman en este magnífico artículo más abajo, sería suficiente.
A pesar de que la osteoporosis en hombres está poco diagnosticada, su frecuencia es mayor que la estimada, puesto que un tercio de las fracturas de cadera osteoporóticas las sufre la población masculina. Hasta ahora, se recurría al mismo tratamiento tanto en varones como en mujeres. No obstante, un trabajo reciente ha demostrado que el origen de la patología en ellos es diferente: no se origina una mayor destrucción del hueso, sino que ocurre por un déficit en la formación del mismo. A partir de este dato se requieren más estudios para determinar si es necesaria una terapia distinta.
La osteoporosis, caracterizada por la pérdida de la densidad mineral ósea, no es una enfermedad patrimonio de las mujeres, como se ha pensado de manera tradicional, sino que también afecta a los hombres. Esta pérdida mineral, que se evalúa con la densitometría ósea (DMO), aumenta la fragilidad de los huesos y el riesgo de fractura. En España, cada año se diagnostican unas 45.000 fracturas de cadera, de las cuales una tercera parte las padecen los varones. Además, de los dos millones de personas que se estima que están afectadas por osteoporosis, en torno a 700.000 son hombres.
Esta realidad entronca con su planteamiento clásico, vista y estudiada por los propios médicos como una enfermedad femenina y que debuta con la menopausia. No sólo la población general, sino los mismos profesionales de la medicina desconocen a menudo que hay una versión masculina.
Hasta ahora, la comunidad científica pensaba que era secundaria, una consecuencia de otros factores, como haber tomado determinados medicamentos, padecer determinadas patologías (enfermedades hepáticas o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y tener ciertos hábitos tóxicos, como el alcohol o el tabaco. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores del Hospital del Mar y el Grupo de Investigación Genética de Osteoporosis del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM), de Barcelona, y publicado en “Calcified Tissue International”, ha desvelado importantes hallazgos sobre su origen.
Por un lado, se ha observado que en el 50% de los casos la osteoporosis masculina no tiene una causa aparente, por lo que se la denomina primaria o idiopática masculina. Por otro, se ha demostrado que la versión masculina tiene un origen distinto a la femenina.
El origen de la osteoporosis
En España, se estima que 700.000 hombres sufren osteoporosis
La enfermedad se desarrolla por un desequilibrio entre la formación y la destrucción de los huesos. En condiciones normales, estos se remodelan de manera continua: el hueso viejo se destruye y las células del organismo humano se encargan de formar hueso nuevo, un proceso que permite mantener la salud ósea. Cuando se registra más actividad de las células destructoras del hueso (osteoclastos) y no queda compensada de manera suficiente por la acción de las células formadoras (osteoblastos), se desarrolla la osteoporosis.
En las mujeres ya se había detectado que debuta por esta causa. Sin embargo, en ellos apenas se sabía nada sobre cómo se origina la enfermedad, según Josep Blanch, reumatólogo consultor de la Sección de Metabolismo Óseo del Servicio de Reumatología del Hospital del Mar y coordinador del estudio. Este trabajo ha demostrado que en los hombres su origen es opuesto al de las mujeres: no se debe a una mayor destrucción del hueso, sino que ocurre por un déficit en la formación del mismo, es decir, se forma menos hueso. El resultado de otros estudios ya apuntaban hacia la misma dirección, pero “en ciencia siempre hay que afinar y ahora hemos podido ver uno de los mecanismos más importantes que intervienen en el desarrollo de la osteoporosis masculina”, sentencia Blanch.
Desde hacía casi cuatro años, su equipo estudiaba la osteomorfometría de los varones, un análisis de sus características óseas. “Hemos visto que la formación ósea estaba frenada, tanto a través de biopsias óseas como con el cultivo de células formadoras del hueso”, precisa. La siguiente línea de investigación será analizar el papel de los osteocitos. Hasta hace poco se pensaba que estaban muy poco activos en el metabolismo óseo, mientras que ahora se sabe que son muy importantes para mantener la calidad ósea.
Si estas células tienen una vida media breve debido a la apoptosis (muerte celular programada), podrían actuar como un factor acelerador en el varón y, por lo tanto, se estaría ante otro mecanismo que podría favorecer esta enfermedad degenerativa en los hombres.
¿Cambiará el tratamiento?
En la actualidad, se dispone de dos tipos de tratamiento para la osteoporosis: unos fármacos que favorecen la formación del hueso (osteoformadores) y otros que detienen su destrucción (antiresortivos). La decisión de administrar unos u otros en los varones dependerá tanto de la realización de estudios clínicos, como de los nuevos descubrimientos que se han hecho, y que se hagan en el futuro, sobre el origen de la enfermedad en la población masculina.
Según Blanch, hasta ahora, en los varones “ha habido poco interés” y hay pocos estudios clínicos rigurosos sobre el uso de fármacos antiosteoporóticos realizados con muestras amplias (con muchos pacientes), a doble ciego (en los que ni el médico ni el paciente saben qué fármaco se administra) y controlados (con personas que reciben un placebo o sustancia sin efecto terapéutico, para comprobar la eficacia de un fármaco respecto a un producto sin ningún efecto).
Parece que tendría sentido administrar un fármaco osteoformador en vez de uno antiresortivo. No obstante, esto sería “desde el punto de vista teórico”. En ocasiones, se realizan pruebas en un ensayo clínico y se constata que no es así. “Pero, si tenemos en cuenta el mecanismo de desarrollo de la osteoporosis masculina, parece más coherente, hasta que no se demuestre lo contrario, administrar un fármaco osteoformador”, explica Blanch.
LA MISMA PREVENCIÓN
– Imagen: Ingrid –
El resultado del trabajo no tendrá, sin embargo, ningún impacto en la prevención de la osteoporosis, que será la misma tanto en el hombre como en la mujer, como hasta ahora. “En el hombre, el fenómeno de la menopausia (la andropausia) no se da. Mientras en las mujeres la caída de las hormonas sexuales es brusca, en los varones este declinar es lento”, recuerda Josep Blanch. Por este motivo, administrarles tratamientos hormonales no tiene sentido. Hay que aplicar las medidas generales de salud ósea, que consisten en caminar, tomar el sol, no fumar, no beber alcohol y seguir una dieta rica en productos lácteos, por su aporte en calcio. “Todas ellas válidas para los dos sexos”, precisa.
En España, un país soleado y donde se toma mucho el sol, la población tiene niveles muy bajos de vitamina D, por debajo de las cifras óptimas. Aunque debido al riesgo de cáncer de piel no es aconsejable exponerse muchas horas al sol, bastaría con sólo 15 minutos al día en los brazos y en la cara para absorber los niveles adecuados de esta vitamina, indispensable para la salud ósea.
En la actualidad no se aconsejan medidas de cribado de esta enfermedad a la población en general, ni a las mujeres en particular, aunque algunas instituciones científicas recomienden a ellas que se realicen una densitometría ósea (DMO) a partir de la menopausia. Sin embargo, en el caso de los hombres, no hay ninguna que la aconseje. Con la salvedad de la menopausia, los factores de riesgo de osteoporosis masculina son los mismos que los de la femenina: fumar, beber alcohol, una dieta baja en productos lácteos, tomar poco el sol y tener pocos niveles de vitamina D.
Sí cabría recomendar una visita al médico a quienes acumulen diversos factores de riesgo de masa ósea baja y tengan antecedentes familiares de fractura osteoporótica. Como afirma Blanch, “los antecedentes se han estudiado más en las mujeres. Tener una madre que ha sufrido una fractura es un factor de riesgo importante. En cambio, aunque en hombres los antecedentes no se hayan estudiado tanto, es indudable que también hay carga genética”.
Fuente Eroski Consumer. Escrito por Clara Bassi