Este título corresponde al seguimiento realizado durante años a varios accidentes, al análisis de casos reales en los que he asistido como interviniente, como testigo, como colaborador y como miembro de un equipo de trabajo que ha dedicado muchas horas a mejorar la asistencia*. Si los asistentes esperáis tomar apuntes sobre normas, reglamentos, leyes que nos amparan y seguimos los intervinientes, podéis cerrar vuestro cuaderno. No se trata de eso.
Intento analizar como los intervinientes, aun procediendo de diferentes administraciones, diferentes especialidades, y más variadas formas de actuar, intentamos engranar la máquina de la asistencia en el accidente de tráfico teniendo la premisa de que nuestro “Jefe” en esos momentos es la persona afectada.
Como estas ocasiones de poder exponer a futuros “auxiliadores” son escasas aprovecharé para dar alguna pauta que ojalá hagamos de ella hábito, más que moda. La primera es que debemos tener siempre presente la premisa del PAS (proteger, alertar y socorrer). Y digo siempre pues, aunque vayamos con uniforme y dentro de unos vehículos llamativos y estridentes, esta premisa no siempre la cumplimos.
Referiré las tareas de cada uno de los servicios que intervienen y explicaré brevemente sus funciones. La secuencia seguida en la cronología del accidente, empezando por el servicio del 112, siguiendo las fuerzas y cuerpos de seguridad, sanitarios (persona auxiliar, enfermeras, médicos), bomberos, personal auxiliar (grúas, funerarios, servicios de mantenimiento), hasta que el paciente llega al hospital y la vía restablece su normalidad.
Cada servicio en su base recibirá el aviso. Preparará su dispositivo de intervención, y saldrá hacia el lugar indicado, siguiendo unas fases de intervención. Fases que más o menos todos cumplimos, unos siguiendo un protocolo muy estricto y otros siguiendo su intuición. Más o menos esas fases serán las de: AVISO-SALIDA- APROXIMACIÓN-LLEGADA- EVALUACIÓN-INTERVENCIÓN- REGRESO.
Estas fases cada servicio las preparará y ejecutará según sean sus cometidos principales. FFSS controlando el tráfico, los accesos, etc. Los servicios sanitarios diagnosticando y atendiendo a las víctimas, los bomberos en el control de riesgos y ayuda en el rescate, etc.
Después de 24 años de profesión y de 18 de análisis de accidentes, percibo que existe una evolución clara en la intervención. La más llamativa es en el aviso. Avisos que antes se producían con teléfono fijo o desplazándose hasta un lugar o base de las FFSS, y hoy que se produce inmediato por testigos o incluso por el mismo vehículo con intervención directa a través de diferentes modalidades de aviso.
Existe una evolución clara también, en las fuerzas y cuerpos de seguridad basadas en avances tecnológicos y aplicación de reglamentos. También en los servicios sanitarios desde aquellos intervinientes pertenecientes a voluntariado, hasta los servicios profesionales de emergencia (haré aquí un inciso que sirva de guiño a mis compañeros sanitarios solicitando que las facultades de
medicina de se pongan las pilas con la creación de esa especialidad tan demandada de Medicina y Enfermería de Emergencia), los bomberos con una evolución técnica impresionante, sobre todo en el análisis de los riesgos. Desde aquellos análisis de combustible y aristas a análisis de eso y de los tipos de vehículos actuales con la incorporación de sistemas de propulsión específicos, como son los GLP, GNV, H2, eléctricos, etc…
Una evolución que obedece principalmente a la alta cualificación de los profesionales y a la incorporación de las nuevas tecnologías, sobre todo de la información. Sierva este tiempo para explicaros y recomendaros brevemente en que consiste uno de esos avances, es el proyecto Ecall que en 2018 obligara a todos los fabricantes a incorporar de serie en todos los vehículos un sistema de aviso en caso de emergencia.
El tiempo nos pisa los talones y los intervinientes debemos ser protagonistas en cómo nos debe llegar esa información y saberla interpretar. Desde mi punto de vista siempre defenderé que la mejor herramienta es la información, por eso desde esta tribuna solicito que se nos tenga en cuenta cuando en los despachos se hagan leyes y reglamentos.
Os explicaré brevemente en qué consiste el proyecto eCall.
eCall es un proyecto de ámbito europeo para incorporar la llamada de emergencia en el vehículo. Un sistema capaz de conectarse con el punto de atención de llamadas de emergencia, en caso de detección de un potencial accidente (de forma automática) o en caso de activación manual por los ocupantes del vehículo, a través de la red de comunicación inalámbrica móvil.
Me preocupa la lentitud en la que estos proyectos avanzan teniendo toda la tecnología a nuestro servicio, este proyecto se aprobó en el parlamento europeo en mayo del 2006 y se instaba a que los vehículos salidos de fábrica en el 2009 ya lo incorporaran. Entiendo que existan problemas de regulación e inversión para su aplicación. Pero estamos en el 2017, las Telecomunicaciones avanzan de hora en hora, ¡a qué estamos esperando! Responsables de ello me contestan que la ley de protección de datos, que los diferentes softwares de las centrales de emergencia de las comunidades o países, que los fabricantes no se ponen de acuerdo en el modelo a seguir. Sinceramente creo que son EXCUSAS y más EXCUSAS y que la verdadera razón es que en los despachos no se tiene contacto con el accidente.
Llegados al final de la ponencia os recuerdo que ese 1 de marzo a las 16:00 envié a Carlos el título de la ponencia. Ponencia que no niego que resulta difícil preparar por querer en 20 minutos explicar los cometidos de los bomberos, dar pautas de seguridad y buenas prácticas, hacer una crítica constructiva de todos los servicios, y que al final saliéramos todos habiendo aprendido, aunque solamente sea como les decimos a los niños de las escuelas infantiles que el teléfono de emergencias es el 112 y que si hay humo debemos agacharnos. Una ponencia en la que me enorgullecía de pertenecer a un sistema de emergencias avanzado.
Eso ocurría a las 16:00 de ese 1 de marzo y a las 16:59, una hora después de haber respirado por la finalización de la ponencia recibí una llamada telefónica informándome del accidente de tráfico de familiares directos .
Un accidente de un choque frontal contra un camión de cuyo resultado derivan lesiones con rotura de clavículas, fracturas, hematomas y laceraciones en bazo, colapso de pulmón por hernia diafragmática, etc. lesiones todas ellas que por suerte no derivaron en un desenlace peor.
Al ocurrir en nuestro ámbito de actuación y tener compañeros con los que trabajo estrechamente en este mundo del análisis de los accidentes, empiezo la rueda de información de los hechos. Mi atestado personal. ¿Y sabéis que es lo que me dolió de verdad? Obviando la preocupación por la evolución de mis familiares.
Es que todo eso de lo que yo me enorgullecía se me cayó en pocos minutos. Pues en el desarrollo del rescate de ese accidente se falló y gravemente en muchas de las fases esas que os he contado anteriormente.
El aviso entra al 112 y el primer fallo es que el 112 obvia la llamada a los bomberos. No por considerarnos imprescindibles, ni mucho menos, pero en ese accidente no se tuvieron en cuenta los riesgos, poniendo en peligro a intervinientes, afectados e incluso testigos. En la ficha a la que pude acceder posteriormente, no se incluye ninguna referencia al tipo de vehículo, ni la carga del camión, ni de riesgos externos. También se obvia las recomendaciones del propio ministerio de sanidad y DGT en su “PROTOCOLO DE ACTUACIÓN de Buenas Prácticas EN LA ATENCIÓN SANITARIA en el accidente de tráfico” que se elabora a base de horas y horas de investigación y consenso. Manual que indica los indicios de un accidente de gran riesgo por transferencia de energías, indicios como son:
-activación de elementos de seguridad pasiva.
-deformación estructural del vehículo,
-proyección al exterior de algún afectado.
– fallecimiento de algún ocupante.
-Etc.
Y ese mismo manual establece que ante alguno de esos indicios y siempre que sea posible se debe tener en cuenta la movilización de las víctimas en ángulo 0º o sea sin movimientos de rotación de la columna. Para ello si es necesario cortar el vehículo no deberíamos dudar en hacerlo.
¿Por qué se realiza una extracción del copiloto sin tener esto en cuenta? ¿Por qué no se analizan y se dan respuestas a los riesgos?
Imaginaros el cabreo que como profesional siento y máxime si ese mismo día compañeros de otros servicios me dicen que ocurre a menudo y que no se da aviso a bomberos por no movilizar tantos medios, y hasta que las Fuerzas de Seguridad no consideren que existan atrapados.
¡NO MOVILIZAR TANTOS MEDIOS!, pero por favor que ese mismo día se movilizó a bomberos para Rescatar un gato que maullaba más de lo debido (a criterio de los vecinos) de un árbol, y para extinguir una papelera de la que salía humo y que evidentemente a nuestra llegada ya estaba totalmente extinguida.
Desde aquí utilizo este foro en el que estamos profesionales de la emergencia y por suerte hasta algún responsable de servicio de esos que si tienen una varita mágica con la que poder cambiar procedimientos.
Llamamiento a DGT para que nos coordine mejor, llamamiento a la universidad para que tenga en cuenta el desarrollo de la especialidad de emergencias, a la gerencia del 112 para que las valoraciones e realicen teniendo en cuenta el factor riesgo, a los bomberos para integrar en sus procedimientos la prevención también de los accidentes.
Y sobre todo y ya finalizo, para aclarar a todos ustedes, Rector, Subdelegado de Gobierno, Concejal de Seguridad y Vialidad, , Fiscal delegado, Jefa de Policía Local, representante de la Guardia Civil, , Director de la escuela de enfermería, , sanitarios, estudiantes y amigos todos, que la labor principal de los bombero en este ya metido siglo XXI no es cortar y cortar los coches para ayudar a la extracción de accidentados, ¡qué también¡, nuestra labor principal es el análisis e inhibición de RIESGOS, de todos, desde las MMPP, terrenos inestables, inestabilidad de estructuras, inestabilidad de los vehículos, existencia de electricidad, aristas, temperatura, gases, inhibición de la tan poco conocida seguridad secundaria de los vehículos, etc. Y puedo asegurar que todavía no he visto un solo accidente por leve que sea en donde no exista alguno de estos riesgos.
A todos ustedes para que integren como hábito de vida la seguridad, MUCHAS GRACIAS.
Texto: Juan Carlos Rodríguez Caviedes, Sargento de Bomberos en el Ayto. de Valladolid.
*Ponencia realizada el 4 de mayo de 2017 en la III Jornada Científica organizada por ANDADE sobre Prevención de la Amputación: “Riesgos y Consecuencias de los Accidentes de Tráfico”, celebrada en el Aula Magna del edificio de Ciencias de la Salud de Valladolid.