EUROPA PRESS.- El dolor del miembro fantasma es tan misterioso como su nombre lo indica. La gran mayoría de los amputados experimentan sensaciones de «miembro fantasma» que los hacen sentir que su miembro perdido todavía es parte de su cuerpo. La causa aún se desconoce, y del 50% al 80% de los casos, las sensaciones son dolorosas. Sin tratamientos o medicamentos establecidos, el dolor de miembro fantasma puede tener un gran impacto en la calidad de vida y la recuperación de los amputados.
Aunque se desconoce la causa, una teoría es que ocurre cuando las áreas del cerebro que solían controlar la extremidad amputada permanecen fuertemente conectadas a la imagen mental de la extremidad. Para debilitar esta conexión, una idea es entrenar las regiones del cerebro que controlan la extremidad intacta para controlar también la extremidad fantasma. El investigador Takufumi Yanagisawa y su equipo en la Universidad de Osaka plantearon la hipótesis de que la clave para lograr esto era hacerlo inconscientemente.
«Es muy difícil activar intencionalmente la parte de su cerebro que controla su mano derecha sin pensar realmente en mover esa mano –explica Yanagisawa–. En cambio, diseñamos un sistema en el que los pacientes ni siquiera sabían que estaban usando esas partes de sus cerebros».
Para entrenar los cerebros de pacientes con dolor de mano fantasma, el grupo utilizó una interfaz cerebro-computadora. Primero registraron la actividad cerebral cuando los pacientes abrieron y cerraron sus manos intactas y usaron el patrón de actividad cerebral como plantilla. Luego registraron continuamente la actividad cerebral relacionada con las manos intactas, pero pidieron a los pacientes que intentaran controlar una mano virtual con su mano fantasma.
Para la mitad de los experimentos, este entrenamiento fue real. La actividad cerebral registrada se decodificó en función de la plantilla y la imagen de la mano virtual de apertura / cierre se ajustó en consecuencia.
Para la otra mitad, las imágenes de la mano virtual fueron ajustadas al azar sin conexión con la actividad cerebral. Todos los pacientes pensaron que en realidad estaban controlando la mano virtual. Los pacientes entrenaron durante unos 30 min/día durante 3 días, y después de cada sesión calificaron la intensidad de su dolor en la extremidad fantasma.
El equipo descubrió que el dolor se redujo en un 30% incluso el primer día de entrenamiento y el efecto duró hasta cinco días después de completar el entrenamiento. Es importante destacar que solo los pacientes que recibieron entrenamiento real informaron menos dolor fantasma. También descubrieron que después del entrenamiento, la imagen mental de la mano fantasma se debilitaba en las regiones del cerebro que alguna vez controlaron la mano amputada.
«Estos hallazgos son prometedores –asegura Yanagisawa–, especialmente dado que las alternativas como el entrenamiento con espejo requieren un mes de entrenamiento para tener el mismo efecto. Sin embargo, para que este tratamiento sea realmente práctico, el costo debe reducirse».