El paciente amputado de miembro inferior va a sufrir desde el preciso momento de la amputación una serie de alteraciones en su sistema músculo – esquelético que van a marcar su futuro, en cuanto a capacidades físicas y síntomas clínicos en sus articulaciones y músculos.
La explicación de estas alteraciones y las medidas que se deben tomar para minimizar (lo más posible) sus efectos en la mecánica de su marcha, sintomatología articular y el estado de sus huesos, articulaciones y músculos es el motivo que me impulsa a escribir este artículo.
Como sabemos las dos causas principales que provocan que se tome la decisión de amputar parte de un miembro inferior son:
a) Por problemas vasculares – cuadros isquémicos (más frecuentes en los ancianos) y
b) Secundarios a traumatismos de gran intensidad / tumores osteomusculares (más habituales en población joven)
El concepto de la amputación de miembro inferior ha cambiado en la medicina del siglo XXI, si bien antes se consideraba como un fracaso de las actividades médicas que tenían la intención de mantener la extremidad lesionada, hoy día la amputación se considera como el inicio de un nuevo proceso, que por diversos medios y técnicas intentará recuperar la función motriz perdida.
Las amputaciones de miembros inferiores alterarán la mecánica de la deambulación, por la pérdida de la fuerza física, cambios en la distribución de pesos por la falta de la estructura anatómica en sí y alteraciones en la coordinación, propiocepción y el equilibrio del paciente amputado.
El sujeto amputado para adaptarse a estos cambios y en un intento de mantener la estática erguida – equilibrio corporal realizará compensaciones posturales que dependerán del nivel de amputación realizado.
Para el tratamiento del paciente amputado se necesita de un equipo multidisciplinar integrado por Cirujanos Vasculares y Ortopédicos, Médico Rehabilitador, Técnico Ortopédico, Fisioterapeuta, Terapeuta ocupacional, Ergoterapeuta, Psicólogo, Representante del colectivo de Amputados y Asistente Social.
El objetivo que se debe marcar este Equipo es el de conseguir que el paciente amputado consiga utilizar correctamente la prótesis (provisional al principio) y definitiva después, tras aproximadamente 7 – 12 meses de utilización de la prótesis primaria.
El fin último es que la prótesis le permita conseguir la máxima funcionalidad posible y que pueda lograr la reintegración socio – laboral.
El amputado una vez que ha conseguido adaptarse a la que va a ser su prótesis definitiva (sea del nivel que sea) deberá tener en cuenta una serie de consejos – pautas que le ayudarán a la conservación de elementos osteo-articulares propios y al cuidado de ese elemento exógeno (prótesis) que debe mimar y aceptar como nueva parte integrante de su ser.
Expondré una serie de consejos que suelo dar a mis pacientes amputados para cumplir con los objetivos que se marcó el Equipo Multidisciplinar al asumir el reto de protetizar a un paciente:
1. Cuidado exquisito de la piel del muñón, conocer si presenta zonas de mayor compromiso mecánico.
2. Adaptación óptima del encaje, siguiendo una sistemática de colocación que precisará su tiempo.
3. Entrenamiento físico de los músculos que conforman el muñón, con calentamiento muscular, estiramientos y ejercicios de potenciación (en ocasiones selectivos)
4. Entrenamiento de actividades físicas globales, que van a requerir integración en su esquema corporal de las nuevas partes que conforman al amputado.
5. La prótesis debe pasar el chequeo en cuanto a alineación que consigue, si compensa la dismetría existente en los miembros inferiores, si consigue repartir las presiones correctamente y si se integra bien en la mecánica de marcha que realiza el amputado.
6. El control del peso en el paciente amputado es básico y hay que insistir en ello (Se pueden tolerar hasta 2,5 kgrs por encima o por debajo de su peso estándar), porque influye en muchos componentes de la prótesis y del estado general del amputado. Un sujeto amputado que está subiendo – bajando de peso en cortos periodos de tiempo está alterando las características físicas del muñón y por ende también del encaje con los subsiguientes problemas que ello acarrea.
Además un sobrepeso importante en un paciente amputado le va a suponer un mayor requerimiento mecánico de las articulaciones propias (que ha conservado). Estos compromisos físicos van a acarrear que el deterioro articular – artrosis se vea acelerado innecesariamente. La obesidad en el amputado puede hacer que los componentes de la prótesis se vean más comprometidos y puedan deteriorarse antes, con las subsiguientes alteraciones en el patrón de marcha y las repercusiones en las articulaciones de miembros inferiores respetadas por la amputación. El sobrepeso en un paciente amputado de miembro inferior puede favorecer el que se produzcan lesiones musculares, ligamentosas, meniscales, tendinosas…etc.
Como reflexión final de este artículo dirigido a los pacientes que han sufrido amputación en algún miembro inferior (e incluso los dos), decir que la protetización llevada a cabo por el Equipo Interdisciplinar debe ir acompañada de una aceptación del usuario de las circunstancias particulares que le supone su uso y también tiende hacerlo responsable en cuanto a su cuidado físico personal, así como del mantenimiento de la prótesis exógena, debiendo considerarla a esta como una parte más de su ser.
Fdo: Dr. Antonio Collado Cañas.
Médico Especialista en Medicina Física y Rehabilitación.