Iván Germán pide un café, abre su ordenador portátil y se conecta con su pierna. El dispositivo actualiza el software y le informa del nivel de batería y los ajustes de flexión, carga y resistencia. También le indica el espacio que lleva recorrido desde que empezó a usar la rodilla: 1.045.843 pasos.
Durante los últimos 16 años Iván ha tenido diez prótesis y ha conocido de cerca la evolución de este tipo de dispositivos. “La primera que tuve”, recuerda, “era muy básica. No podía bajar escaleras, ni bajar rampas, todo lo tenía que hacer yo”. Ahora dispone de una rodilla biónica de la empresa para la que trabaja, en su doble condición de amputado y técnico ortoprotésico.
La diferencia entre una prótesis tradicional y una biónica, explica, es que esta última registra lo que está ocurriendo en su entorno y toma una decisión. “Si vamos a bajar una cuesta empinada, la rodilla lo sabe por el peso o la flexión y responde dando más resistencia: se vuelve más dura y permite continuar con un paso normal”. “La pierna piensa por mí”,concluye, “Yo no la dirijo, simplemente camino”.
Cuando uno lleva una prótesis mecánica, el sencillo gesto de subir una rampa o esquivar un obstáculo requiere concentración. “La gente no se da cuenta de lo que hace caminando, pero los amputados tenemos que estar todo el rato pensando qué es lo que tenemos en el suelo”. Los dispositivos biónicos, en cambio, permiten cierta autonomía. “Por fin podemos hacer hasta dos cosas a la vez, puedo andar y puedo hablar con el móvil, no tengo que estar con cien ojos a lo que ocurre a mi alrededor”.
Iván perdió la pierna por encima de la rodilla en un accidente de moto en el año 1996. Entonces estudiaba Geografía e Historia en la Universidad Autónoma de Madrid, pero a los pocos meses viajó a Londres y decidióespecializarse en Ortoprótesis, una carrera que todavía no existe en España. Tras pasar por varias compañías, ahora trabaja como responsable técnico de Össur y ajusta los dispositivos de otras personas.
“Una prótesis así, con tecnología biónica”, explica, “puede estar en el mercado alrededor de 40.000 euros. La mayoría de la gente que podemos ver en España con productos de alta tecnología vienen pagadas por sí mismos o por seguros privados”. Entre sus aspiraciones está que esta tecnología se generalice y sea más accesible para las personas amputadas. “Quizá podamos tener aquí el origen del ser biónico”, concluye. “Hoy por hoy a nivel externo, pero ya veremos en el futuro si podemos ver otras soluciones, quizá a nivel neuronal, que serán más impresionantes”.
Fuente: lainformacion.com http://noticias.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/ciencias-general/vidas-bionicas-mi-pierna-piensa-por-mi_skUtIqgskKanF5qqdQYmI6/