El 1 de agosto de 2004, Raquel Acinas Poncelas (Barcelona, 1978) volvió a nacer. Había celebrado unos meses antes sus 26 primaveras, pero volvió a la vida tras sufrir un accidente de moto mientras, junto a su novio Miquel, se disponía a pasar unas vacaciones por la cornisa cántabrica. En Rialp (Lérida), al poco tiempo de salir, un todoterreno les embistió, frustrando sus vacaciones y, si no fuera por su coraje e ímpetu, también la vida.
“Mi pierna quedó atrapada entre la moto y el morro del vehículo”, recuerda Raquel, uno de los españoles que este fin de semana lucharán en Baie-Comeau (Canadá) por las medallas en los Campeonatos del Mundo de paraciclismo o ciclismo adaptado.
Su historia, una guía de sufrimiento y capacidad de superación, de alegría y gusto por la vida es, aunque excepcional, una más, una de las muchas que estos días se contarán en Quebec, donde compiten 264 atletas de 39 países.
Es arquitecto técnico y campeona de la Copa del Mundo
“No perdí el conocimiento y fui consciente desde el principio de la gravedad del accidente”, relata Raquel. “No recuerdo exactamente cuándo me dijeron que me habían amputado la pierna, pero a los pocos días ya pensaba en rehacer mi vida y, sobre todo, en que los dos estábamos vivos”.
Raquel sufrió una amputación femoral de la pierna izquierda a nivel del tercio medio distal. Es decir, por la mitad del muslo izquierdo. “Me sentí afortunada de estar viva y de tener la cabeza bien”, dice hoy, “porque al perder tanta sangre podía haber sufrido daños cerebrales. Perder la pierna, en el fondo, es lo mínimo que me pudo pasar”.
Sus padres, sin embargo, necesitaron más tiempo. “Pero ahora han visto que se puede ser perfectamente feliz sin una pierna y se puede hacer lo que uno se proponga, son mis fans número 1”, explica.
Arquitecto técnico, Acinas ejerce en un estudio de arquitectura. “Trabajo porque me encanta mi profesión y porque necesito trabajar para vivir, ya que desde los Juegos de Londres no tengo beca”, comenta. “Intento compaginar el entrenamiento con la vida laboral. En invierno suelo ir a nadar dos días a la semana, de 8 a 9. Luego trabajo hasta el mediodía. Por la tarde entrenamos velódromo y trabajo de pesas, hasta las nueve de la noche”.
No siempre, sin embargo, es así: “Cuando hacemos trabajo de fondo en doble sesión, por la mañana hacemos tres horas de carretera y por la tarde volvemos a la pista. Esos días suelo trabajar en casa al mediodía, ya que no me da tiempo de ir al despacho. Las nuevas tecnologías me lo han puesto un poquito más fácil”.
“Se puede ser perfectamente feliz sin una pierna”
Acinas es un ejemplo y espejo en el que reflejarse. “Me siento como cualquier otra persona que disfruta de la vida. Me siento afortunada por poder disfrutar con el deporte, por ejercer mi profesión y por tener la pareja que tengo, a la que también le quedaron secuelas en la mano izquierda. Nos complementamos perfectamente: él me ayuda a mí en las distancias largas y yo a él en las cortas”, dice con humor.
Pero lo sucedido no se olvida. “No he tenido que superarlo, sino adaptarme a la nueva situación”, matiza. “Quizás porque siempre intento ver la parte positiva de las cosas y porque ni a mí ni a mi pareja nos ha importado la discapacidad del otro, nos hemos apoyado mutuamente”.
Pero ¿cómo y por qué le dio por deporte? “No se había cumplido un año del accidente y ya estaba loca por hacer deporte”, recuerda Raquel. “Anteriormente no competía, pero sí iba al gimnasio y salía con mi hermano en bicicleta de montaña. Pero ahora, con una pierna, voy más rápida que antes con las dos”.
El ciclismo fue una bendición. “A través de la Federación Catalana de Deportes para Discapacitados Físicos, me indicaron los deportes que podría practicar. También me hablaron del velódromo de Horta, donde entrenaba Juanjo Méndez”, otro que compite hoy y tiene una historia alucinante.
“Me acerqué al velódromo y conocí a Juanjo [Méndez], que siempre digo que es mi maestro, y a Bernat Moreno, su entrenador y ahora también mío”, recuerda. Ya no hubo marcha atrás. “Lo que hizo que eligiese el ciclismo fue que en este club somos deportistas, sin adjetivos, aunque a veces nos tengan que ayudar”.
Innumerables veces campeona de España “desde que empecé, siempre he ganado en pista y carretera”, seis veces subcampeona del mundo y una tercera, Acinas ha ganado este año la general de la Copa del Mundo, además de la CRI de la prueba de Segovia.
“Sólo me falta el maillot arcoíris”, dice. “Quiero uno para colgarlo en el club junto al que Juanjo consiguió en el Mundial de pista de Montichiari”.
También ha estado en dos Juegos Paralímpicos: en Pekín 2008 “un diploma” y Londres 2012 “dos en pista y dos en carretera”. “Pero no se puede vivir de esto”.
Fuente: Marca. http://www.marca.com/2013/08/30/ciclismo/1377868487.html#comentarios